Los radicales libres de oxígeno son moléculas inestables, que han perdido uno o más electrones. Para recuperar la estabilidad, capturan electrones de otras moléculas (oxidación). Son especies altamente reactivas que dañan el ADN, membranas celulares, lipidos y proteínas. Nuestro organismo tiene varios mecanismos para compensar la producción excesiva de radicales libres, sin embargo, la gran diversidad y cantidad de radicales libres hace difícil mantener el equilibrio, entrando el organismo en un estado de estrés oxidativo. En el cuerpo humanos, el equilibrio más importante de todos es el equilibrio químico entre ácidos y bases existentes en nuestro organismo. Cuando hay un exceso de ácidos en la circulación en el organismo hablamos de un desequilibrio, o acidificación del organismo. Cuando esto sucede, los órganos y tejidos internos están sujetos a un esfuerzo extra para mantener el pH de la sangre en valores estables. Es decir, el organismo se debilita, se desequilibra, se inflama y envejece, volviéndose cada vez más vulnerable a las enfermedades crónicas. Las células cancerosas tienen más dificultad para sobrevivir y multiplicarse en un ambiente alcalino. Un medio alcalino también ayuda a un control más eficaz de los radicales libres en nuestro organismo.